La procrastinación, es la práctica de posponer tareas importantes en favor de actividades más placenteras o menos exigentes, es un fenómeno que afecta a muchas personas en todos los aspectos de su vida. Aunque todos hemos experimentado la procrastinación alguna vez, comprender su base psicológica y aprender estrategias efectivas para superarla puede ayudarnos a lograr beneficios productivos y felicidad personal.
En el aspecto psicológico y emocional evitar molestias o disgustos en una determinada tarea es una de las principales causas de la procrastinación. Contemplar tareas pesadas, aburridas, frustrantes o improductivas puede causar estrés. Por lo tanto, tendemos a posponer estos pensamientos negativos en lugar de afrontarlos.
Las actividades que requieren esfuerzo y tiempo para obtener resultados son las que muchas veces posponemos. Por el contrario, posponer una acción más importante puede deberse a la participación en actividades que resultan inmediatamente gratificantes y satisfactorias, como mirar televisión, dormir, ver amigos, salir de fiesta o navegar por las redes sociales.
Si no tenemos una comprensión clara de la tarea importante o su relación con nuestros objetivos a largo plazo, podemos dejarla de lado en lugar de invertir nuestro tiempo y energía. Afortunadamente hay diversas y efectivas formas de abordar los problemas mentales y de conducta. Es una buena idea identificar y desafiar las creencias y pensamientos negativos que causan la procrastinación. Esto puede significar confrontar pensamientos negativos como “No puedo hacer esto bien” o “Esto es demasiado difícil” y reemplazarlos con más hechos y pensamientos.
Otra estrategia muy importante es dividir o repartir una tarea en varias partes manejables, así se vuelve menos desalentadora y más fácil de abordar. De manera similar, a medida que completamos cada paso, es posible que tengamos una sensación de logro que nos motive a continuar para lograr nuestros objetivos.
Organizar nuestro tiempo y concentración estableciendo plazos, haciendo listas de tareas pendientes y estableciendo prioridades, nos facilitará llevar a cabo nuestras responsabilidades. Tener un plan es claro y nos da dirección y enfoque, reduciendo la tentación de postergar tareas importantes. Eso es lo que significa aprender a controlar las distracciones, limitar el tiempo dedicado a tareas menores y desarrollar hábitos que fomenten la concentración en la productividad.
La atención plena y la gestión del tiempo son herramientas eficaces para reducir la procrastinación y mejorar el autocontrol. Es importante no condenarse ni culparse por la procrastinación que todos experimentamos. En cambio, podemos analizar nuestro comportamiento a lo largo del tiempo, identificar posibles causas y desarrollar estrategias para resolver problemas.
En conclusión, la procrastinación es un fenómeno complejo que tiene sus raíces en la psicología y las emociones humanas. Sin embargo, es posible vencer la procrastinación y mejorar nuestra productividad, satisfacción y felicidad personal utilizando estrategias como desafiar los pensamientos negativos, dividir tareas, planificar y organizar, fortalecer el autocontrol y cultivar la autocompasión. Al entender la psicología que hay detrás de postergar y al emplear estrategias, podemos romper el ciclo de postergar y alcanzar nuestras metas de forma más eficiente y exitosa.